José María
Albino Vasconcelos Calderón
(Oaxaca, 27 de febrero de 1882 - Ciudad de México, 30 de junio de
1959)
(Oaxaca, 1882 - Ciudad de México, 1959) Político, pensador y
escritor mexicano. Fue el fundador del Ministerio de Educación en su país,
desde el cual desarrolló una fecunda y extraordinaria labor, lo que le mereció
el sobrenombre de El maestro de la juventud de América.
Licenciado en derecho por la Escuela Nacional de Jurisprudencia en
1907, presidió en 1909 el Ateneo de la Juventud, del que fue fundador. Fue
partidario de la Revolución Mexicana desde sus inicios, ya que participó en el
movimiento maderista como uno de los cuatro secretarios del Centro
Antirreeleccionista de México. Fue designado codirector del periódico El
Antirreeleccionista por Félix F. Palavicini.
En la insurrección de 1910-11 fue secretario y sustituto de
Francisco Vázquez Gómez, agente confidencial de Madero en Washington, y
fundador del Partido Constitucionalista Progresista. Después del golpe de
Estado de Victoriano Huerta, Venustiano Carranza lo designó agente confidencial
ante los gobiernos de Inglaterra y Francia, para tratar de evitar que éstos
otorgaran ayuda financiera al dictador.
En 1914 fue nombrado director de la Escuela Nacional Preparatoria.
Huyó luego a Estados Unidos, ya que Venustiano Carranza pretendió arrestarlo
por pecar de crítico. A su regreso asistió a la Convención de Aguascalientes y
desempeñó el cargo de secretario de Instrucción Pública durante dos meses en el
gabinete de Eulalio Guzmán.
En 1915 se exilió en Estados Unidos. En 1920 se entrevistó con
Álvaro Obregón y ofreció su apoyo al Plan de Agua Prieta, que pretendía
destituir de la presidencia de la república a Venustiano Carranza, y así
consolidar la candidatura presidencial del general Álvaro Obregón. Adolfo de la
Huerta lo designó jefe del Departamento Universitario y de Bellas Artes. En
este cargo impuso a la Universidad Nacional el actual escudo y el lema
"Por mi raza hablará el espíritu".
Continuó en el cargo bajo la presidencia de Álvaro Obregón, quién
lo designó titular de la Secretaría de Educación Pública al crearse esta
dependencia. Desde este puesto impuso la educación popular, trajo a México
educadores y artistas destacados, creó numerosas bibliotecas populares y los
departamentos de Bellas Artes, Escolar y de Bibliotecas y Archivos; reorganizó
la Biblioteca Nacional, dirigió un programa de publicación masiva de autores
clásicos, fundó la revista El Maestro, promovió la escuela y las misiones
rurales y propició la celebración de la primera Exposición del Libro. Durante
su gestión se encargaron murales para decorar distintos edificios públicos a
los pintores José Clemente Orozco y Diego Rivera, aunque algunos han afirmado
que dichos murales tuvieron que vencer la tenaz resistencia del ministro
Vasconcelos, a cuyo entender Orozco hacía "horribles caricaturas".
Después de la firma de los Tratados de Bucareli condenó el
asesinato del senador Field Jurado y renunció a su puesto en la SEP. Fue
candidato al gobierno de Oaxaca pero fue derrotado y optó por el exilio. En
París y Madrid publicó la primera época de la revista La Antorcha (1924-25). A
su regreso a México fue candidato a la Presidencia de la República por el
Partido Nacional Antirreeleccionista.
Al anunciarse el triunfo del candidato oficial Pascual Ortiz
Rubio, los antirreeleccionistas denunciaron el fraude electoral y Vasconcelos
proclamó en Sonora el Plan de Guaymas, llamando sin éxito a un levantamiento
armado. Encarcelado después de promulgar su plan, se autodesignó "única
autoridad legítima" y desconoció a las autoridades federales, estatales y
municipales que "burlan el voto público desde hace treinta años". Ya
liberado se exilió en París, donde volvió a publicar La Antorcha. A su regreso
desempeñó la dirección de la Biblioteca Nacional durante la presidencia de
Manuel Ávila Camacho (1940-1946).
LA OBRA DE
JOSÉ VASCONCELOS
Su abundante obra literaria ha sido clasificada en cinco apartados
fundamentales. En filosofía, influido sin duda por los escritos de
Schopenhauer, al que tenía en gran estima, se convirtió en el adalid de la
lucha contra el positivismo y el utilitarismo, que tan gran predicamento habían
alcanzado en América por aquel entonces.
En el ámbito filosófico, pueden mencionarse libros como Pitágoras,
una teoría del ritmo (1916), El monismo estético (1918) o Lógica Orgánica
(1945), que organizan un sistema fundamentado en el juicio estético, donde la
belleza se convierte en una forma superior de la realidad y el método sintético
de la música pone de relieve lo universal concreto; él mismo afirmó que su
doctrina filosófica era "un monismo basado en la estética".
Para Vasconcelos, la tarea de la filosofía consiste en coordinar
todas las esferas del ser y todas las facultades del yo, para conseguir una
suprema unidad, que ya no es el Logos, sino Armonía. El verdadero conocimiento
se obtendría mediante una síntesis que coordinara elementos y modos de
aprehensión emocionales, intelectivos y místicos. Cualquier distinción entre
objeto y sujeto es sólo fenoménica. La verdad se alcanzaría en el juicio
estético, por la vía de la belleza y de la armonía.
En segundo lugar, en las obras de sociología y pedagogía, como La
raza cósmica (1925) y Bolivarismo y Monroísmo (1934), pone de relieve una
concepción antropológica e histórica que postula la formación en Latinoamérica
de una raza futura, que acabará imponiendo la forma superior de vida nacida e
influida por su temperamento estético, contraponiéndola a la de la América
anglosajona. La raza cósmica, ensayo sobre la identidad americana, incluye
controvertidas ideas sobre la superioridad racial.
Un tercer y fructífero campo es el del ensayo y su dilatada labor
como periodista: Gabino Barreda y las ideas contemporáneas (1910) o Prometeo
vencedor (1920). En este apartado puede incluirse una abundantísima obra
periodística, que abarca e incide en todas las vertientes de la actualidad y la
cultura.
Otra faceta destacada de su actividad intelectual tuvo como
escenario los trabajos históricos, como su Breve historia de México (1937) o
Hernán Cortés, creador de la nacionalidad (1941). Dedicó volúmenes biográficos
a Simón Bolívar y Evaristo Madero.
Es en sus memorias donde se encuentra un mayor vigor literario, y
es gracias a ellas que permaneció como una presencia viva en las letras
mexicanas después de su muerte. En éstas se involucran experiencias personales,
acuciosas reflexiones conceptuales y la conciencia de haber vivido en una etapa
histórica que incluyó la caída de un añejo régimen, la lucha armada de la
fuerzas revolucionarias, la consolidación de las instituciones nacionales y la
decepción provocada por los sucesivos gobiernos. El ciclo se inicia con Ulises
criollo (1935), prosigue con La tormenta (1936), avanza con El desastre (1938)
y culmina con El proconsulado (1939): los cuatro tomos se consideran un modelo
del género. El postrer volumen de su obra autobiográfica, titulado La flama,
apareció póstumamente (1959). Vasconcelos podría ser considerado un gran
historiador si hubiera sido capaz de desprenderse de su pasión incontenible en
algún momento.
Autor de una reducida producción dramática, ésta se considera la
parte menos relevante de su obra, y sus piezas rara vez se escenifican por
carecer de un auténtico sentido del dinamismo teatral. Quizás la más
interesante de ellas sea Los robachicos (1946). Tampoco tiene gran peso su obra
de ficción, de la que está ausente la auténtica literatura. No carecen de
encanto, sin embargo, trabajos como La sonata mágica (1933) y El viento de
Bagdad (1945).
SU IDEARIO
POLÍTICO
En su ideario político, inspirado en un regeneracionismo romántico
antiimperialista, la Revolución sólo cabe como (en palabras de Joaquín Cárdenas
Noriega) "hombría de bien y progreso, justicia social y dignidad humana,
libre de personalismos y de charlatanería demagógica." Por ello desconfía
tanto de las clases bajas como de las altas y considera que sólo la dirección
política de las clases medias puede dar continuidad y estabilizar el proceso
revolucionario.
Así afirma: "Pertenecía Manuel Rivas, lo mismo que yo, a la
clase media profesional que inventa, posee y administra los tesoros de la
cultura en todas las latitudes. Verdadera aristocracia del espíritu. Se halla
esta clase colocada entre la rudeza y la incompetencia de los de abajo y la
corrupción, el estulto egoísmo de los de arriba. Desventurado el pueblo en que
la clase nuestra no domina, no impone la orientación y el sistema. Destruir la
clase cultivada, echándole encima al indio que por sí solo no logrará sino
acomodarse a ser paria en la Texas grande que será todo México, he allí uno de
los propósitos del Plan Pocho Imperialista, y lo han estado cumpliendo
metódicamente."
Este programa de regeneración de la Patria, y de América entera,
tiene en la defensa de la verdad, aun a costa del sacrificio de la vida, el
destierro o la cárcel, el norte que guía, en sus propias palabras, su acción
profética: "Proclamar la verdad a la faz de los que apoyan su dominación
en la mentira, es función del profeta, más aún que la del héroe. ¡Malhaya el
que busca complacer al malvado en vez de denunciarlo! ¡Dichoso quien ve
hundirse su barca en mares de traición y de cobardía, y no desiste de condenar
la injusticia, el error, el engaño! ... Lanzada a la brega, la verdad no puede
ser serena, debe ser agitada como la tempestad y luminosa como el relámpago,
firme como el rayo que derriba las torres de la soberbia del mundo."
El gran admirador de la España colonizadora y de Hernán Cortés, y
gran flagelador de lo que considera vicios de su país, con propósitos
regeneradores paralelos a los de la generación española del 98, no se mordía
nunca la lengua, como no se la mordía el español Miguel de Unamuno: uno y otro
eran filósofos, individualistas, donquijotescos y geniales.
El ilustre pensador mexicano puso de relieve las alternativas que,
a su entender, puede plantearse el continente en su ensayo ¿Qué es el
comunismo? (1937), donde acaba, sin embargo, confesando públicamente su fe
católica aun sin renunciar a sus primeras influencias intelectuales y sin que
le escandalicen, en la campaña que realiza contra el imperialismo occidental
cuando la Segunda Guerra Mundial está en sus inicios (1939-1940), las
coincidencias que en su pensamiento pueden encontrarse con las tesis
marxistas-leninistas.
Fuente: BIOGRAFÍAS
Y VIDAS